El tummo es una enseñanza y una práctica especial de adaptación al frío y a la nieve empleada desde antaño en monasterios budistas tibetanos. .
Esta disciplina permite entonces extremar la resistencia al frío, hasta tal grado que se dice que sus practicantes pueden permanecer desnudos durante períodos prolongados en ambientes con temperaturas bajo
En Yoga tibetano tu-mmo significa calor interior.
Desde el punto de vista de la religión budista tibetana la disciplina puede tener una función ascética y supone que el tu-mmo se genera en una bindu ("semilla") ubicada en los chakras. Ese tummo es "prana" o “aires” que se distribuyen en el cuerpo mediante la red de nadis o canales internos. .
El tummo es una de las prácticas que se enseñan en “Los seis yogas de Naropa”, texto atribuido al místico del budismo tibetano Naropa (1016-1100 d.C.). Han escrito respecto a las prácticas del tummo: Milarepa, Alexandra David-Néel, Nicolás Roerich y el Lama Anagarika Govinda.
Pero el Tummo sirve también para estimular la circulación sanguínea y “quemar” toxinas físicas y psíquicas, pues genera un “fuego purificador”.
Hay cinco series básicas para generar Tummo y pueden aplicarse en diversas situaciones. En invierno, por ejemplo, en nuestro centro “Cuerpo-Mente” utilizamos Tummo antes de iniciar los ejercicios de yoga tibetano y meditación.
En otros ejercicios se utilizan ciertas visualizaciones, el control respiratorio y algunos movimientos especiales, cómo irás aprendiendo poco a poco.
TÉCNICA:
En pie, brazos y cuerpo relajados. Comenzamos a golpear rítmicamente encima del pubis y en la zona sacro-coccígea, por delante con la base de la palma de la mano y por detrás con el dorso (nudillos). Los brazos estarán sueltos y relajados. La mente centrada en la respiración y el movimiento. Inhalamos por la nariz al elevar los brazos y al golpear exhalamos también por la nariz. En ciertos casos se puede respirar por la boca. Son respiraciones cortas y rápidas, aproximadamente 2 respiraciones por segundo (120 por minuto). En ciertos casos se puede llegar a 180 respiraciones por minuto.
Cuando llevamos realizando este ejercicio tres a cinco minutos (en casos especiales hasta 15 minutos) pasamos a la segunda fase del mismo, que consiste en flexionar un poco las piernas (al bajar inhalamos) y al subir golpeamos con la palma de la mano el deltoides y con el dorso de la otra mano debajo del omóplato, siguiendo la misma secuencia respiratoria (bajar – inhalar y subir-exhalar). Después de otros cinco minutos (o más) volvemos a la primera fase (encima del pubis – cóccix). Podemos repetir dos o tres secuencias si hace falta.
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